lunes, 19 de julio de 2010

Harry Houdini, el gran mago y escapista

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En 'El último eclipse', uno de los modelos que representa para Oscar, el adolescente protagonista, su ansía o ilusión de huir de la restrictiva y uniformada realidad que le tiene atado o cautivo, es, aparte de las novelas de H.G.Wells, el ilusionista Harry Houdini. La habilidad de este hungaro nacido en 1874 con el nombre de Erik Weisz para liberarse de cuerdas, cadenas con candados, esposas, camisas de fuerza y todo tipo de barriles, cajas, baules, bidones, bolsas, sacas, ataudes, jaulas y habitaciones cerradas, determinó que le pusieran el sobrenombre de El rey de las esposas. Su nombre lo había tomado del mago francés Robert Houdin.Un gran empresario artístico de la época, Martin Beck le elogio la versatilidad de movimientos y sus juegos de escape, motivándolo a que fuera su fuerte en los shows, reservándose el circuito más importante para él.
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Es así que desde mediados de 1899 hasta finales de 1907, se inicia una consagración dentro del showbusiness americano, logrando mejores contratos y grandes elogios de la prensa y del público. Se transforma, además, en una de los mejores exponentes de la publicidad del espectáculo y desarrolla nuevos medios de campaña para atrapar los espectadores.La anécdota mas colorida de su paso por el Reino Unido, fue la que vivió al recibir una apuesta de las autoridades de Scotland yard, que tenia el récord que nadie había escapado de sus celdas. Harry como efecto publicitario, acepto y se presento con su esposa y su hermano, además de su empresario londinense, en la famosa cárcel y se presto a que los carceleros lo desnudaran y revisaran, lo esposaran y encerraran en la celda de máxima seguridad. Estaba calmado, los policías invitaron a los asistentes a tomar el té y se despidieron de Harry, pensando que lo liberarían al otro día. Lo que ellos no sabían que Bess al despedirse con un tierno beso, le entrego una ganzúa, con la cual él podría abrir cualquier cerrojo. Estaba solo, con la vista de un preso vecino desde la celda de enfrente, y comenzó su acto de escapismo, tal vez el más difícil, el que le otorgaría fama. Pudo abrir el candado y se quito las cadenas, pero cuando, vio que por mas contorciones y esfuerzos no llegaba hasta la cerradura de la puerta, pensando que su carrera de escapista se acababa, se apoyo en la puerta, la que se abrió sola, pues los policías habían olvidado cerrar con tanta charla. Cuando Harry se presento en la oficina donde se encontraban toda la plana mayor de Sccotland Yard, los periodistas y su esposa, no podían creer que saliera en tan poco tiempo y dedicaron un cerrado aplauso al artista, obviamente las funciones de la semana tuvieron un éxito de publico increíble.Uno de los escapes clásicos que se asocian con Houdini es La Metamorfosis, que tanto en la época como en el futuro inspiraría múltiples variantes.
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El ilusionista era atado e introducido dentro de un saco, a su vez dentro de un baul, todo ello era atado y sujetado con candados. Entonces una ayudante subía encima del baul, levantaba una cortina y 3, 2, 1… Al instante siguiente la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que ocupaba la ayudante.
Entonces se abría el baul y se desataban todas las cuerdas del saco para mostrar a la asistente dentro de la caja: ambos se habían intercambiado o metamorfoseado con el mejor arte de la magia. Este número sigue siendo espectacular hoy en día cuando se ejecuta con presteza y habilidad. Se cree que Houdini ejecutó este número más de diez mil veces en toda su carrera.
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La ayudante de Houdini en Metamorfosis solía ser Beatrice Rahner, una joven morena, de pequeña estatura, que acabaría enamorando al mago. Se convertiría pronto en Bess Houdini, su mujer, allá por 1894. Bess le acompañaría durante el resto de su vida, mas nunca llegaron a tener hijos. Otro de ellos fue el Bidón de Leche, un angosto bidón relleno de agua en el que era sumergido completamente y del que escapaba tras unas cortinas, fuera de la vista del público. Se dice que pedía a la gente contener la respiración tanto como él mientras intentaba escapar (algo que nadie conseguía) a la par que un gran reloj mostraba el paso de los minutos. La realidad era que solía escapar al poco de entrar; a veces se sentaba durante un rato a leer el periódico mientras la orquesta tocaba música para imprimirle mayor emoción al número. Entonces levantaban la cortina y aparecía Houdini, culminando el número.Otro de sus números más grandiosos fue la Cámara de Tortura China (1912) un enorme «acuario» donde era sumergido, colgado boca abajo por los pies, y de donde escapaba al cabo de unos interminables minutos. Lo último que veían los espectadores, antes de que una cortina lo tapara, era la aterrada cara de Houdini, sumergido, golpeando el cristal ( a alguien le sonará de la película 'El truco final' de Christopher Nolan'. George Marshall realizó en 1953 la estimable 'El joven Houdini', con Tony Curtis, y en el 2007 Gilliam Armstrong realizó la interesante 'El último gran mago' con Guy Pearce.

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