miércoles, 11 de agosto de 2010

El estudio de Melies. Los primeros rodajes fantásticos.

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En 'El último eclipse', Oscar asiste a varias proyecciones, en un cine madrileño de nombre 'Biograph, de películas de George Meliés, como 'La mujer escamoteada' o 'La mansión del diablo', la primera película de vampiros y de terror de la historia del cine. El cine es la fuga para la imaginación de Oscar de un mundo del que no se siente parte, un mundo estricto y represor. La sorprendente aventura que luego vivirá pareciera surgida de alguna de estas películas fantásticas.
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En el año 1897 funda en las afueras de París, en Montreuil-sous-Bois, el segundo estudio cinematográfico de toda Europa –el primer había sido el Black María de Edison–. En estos estudios Méliès llega a rodar entre 1896 y 1912 más de cuatrocientas películas de ficción. La primera de ellas es la famosa Desaparición de una dama en el Robert Houdin, en donde Méliès actúa en el papel de mago convirtiendo a una actriz, Jeanne D'Alcy, en esqueleto, y después de nuevo en una persona viva. Gracias a Méliès, que era mago, la magia entró en el cine, ya que este artefacto permitía conseguir cualquier efecto visual imaginable, ya fueran transformaciones, desapariciones, cabezas que se inflan hasta explotar, o cabezas que se separan de sus cuerpos, cuerpos que se reconstruyen, viajes a la luna, hombres que vuelan, etc. Todo es posible en un corto de Méliès.
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Para tal concepción del cine fue decisivo un error ocurrido en 1896 cuando su cámara tomavistas sufre un atasco y se detiene, aunque Méliès sigue rodando. Más tarde, en la proyección de la película, Méliès descubre asombrado el primer efecto especial de la historia del cine. Así describe ese momento en sus memorias: "La cámara que usaba al principio un aparato rudimentario que con frecuencia se dañaba y se negaba a moverse, produjo un día un efecto inesperado cuando estaba fotografiando, prosaicamente, la Plaza de la Ópera. Me tomó un minuto conseguir que la cámara volviera a funcionar, pero durante ese minuto la gente y los carros, por supuesto, se habían movido. Cuando proyecté el film, después de un rato de descanso, de pronto descubrí que un ómnibus se convertía en un coche fúnebre y los hombres se convertían en mujeres. El truco de la substitución había sido descubierto". A partir de ese momento Méliès explora prácticamente todas las posibilidades que ofrece el cinematógrafo en cuanto efectos especiales, consiguiendo unos resultados espectaculares.
(Francisco Gamero)

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